Y muchas veces, antes de que nos demos cuenta, ya estamos ligados a un color. El color de nuestro equipo nos acompaña y nos sentimos identificados con él. Gracias a las primeras personas que tenemos cerca comienza a despertar nuestro interés por la música, el cine, la televisión, el arte, la cocina… Parece que celebrar un gol besándose el escudo, dentro y fuera del terreno de juego, seguirá vendiéndose muy caro.